martes, 2 de junio de 2020

Capítulo 8

Alfredo mira a Renata enamorado. Sabe que ella no confiaba en que él diera este paso y le gusta ver su cara de sorpresa. 
--¿es una broma, no?
Alfredo sonríe, la besa en la mano y mientras le pone el anillo le dice:
--No quiero que estas manos vuelvan a trabajar. Serás mi mujer y ahora te podré dar una vida de reina ¿es que no te quieres casar conmigo?
Renata lo mira lloroso y dice:
--si, claro que sí. Es mi sueño.
Alfredo la besa dulcemente. Se sonríen.
--No puedo hacer mucho por tu familia pero no quiero que viváis en un piso viejo, en la parte marginal de un barrio. Mi casa es grande y todos viviremos muy cómodos.
--pero somos cuatro... Mi hijo viene con su marido y el hermano de éste no trabaja.
--no importa, ya nos apañaremos. 
--¿cabremos todos?
--Más justo pero sí. Tu dormirás conmigo-- los dos se miran pícaros--tenemos una habitación de invitados muy amplia que será ideal para el matrimonio y bueno al hermano de tu yerno lo ponemos en la habitación con mi hijo.
--¿y si a él no le gusta? Digo a tu hijo.
--la habitación es grande y como no trabaja. Pues no tiene derecho a reclamar nada.
--yo no quiero causar molestias.
--Pero vosotros estaréis mejor y las habitaciones son amplias.
--No sé si mi yerno querrá.
--tú inténtalo, es la mejor forma de ayudarlo.
--bueno tampoco tenemos otro lugar para que se queden. Nos quedamos sin casa.
--¿y porque no me dijiste?
--porque recién me entero.
Alfredo le besa la mano:
--bueno, ahora todo eso se acabó.
--me parece un sueño, no puedo creer que nos vayamos a casar.
--bueno sobre eso tenemos que hablar.
--si ya sé. Aún no podemos,  tienes que hablar con tus hijos.
Alfredo pone cara de preocupación. Renata se angustia.
--¿crees que no van a querer?
--No les pienso pedir permiso.
--¿cómo?
--quiero que nos casemos sin que ni tú ni yo se lo digamos a nadie. Luego tú hablas con tu familia y os venís a mi casa y cuando ya esté todo hecho pues se lo digo a mis hijos y no se podrán oponer.
--No sé, ellos se enfadarán.
--Germán  seguro que no. Emilio  es otra historia pero se tendrá que amoldar.
La madura pareja está entusiasmada.

Ese sábado, Alfredo discute con su hijo.
--¡¡yo no soy la criada, yo no quiero ir al mercadillo¡ --Emilio .
--¡pero sí ya la has acompañado otras veces¡
--sí pero hace tiempo y ya estoy cansado.
--ella no puede ir sola porque le duele la espalda y no podrá cargar con la compra.
--¿y Germán ?
--está en su estudio, tiene mucho trabajo.
Emilio  acaba por aceptar con fastidio. Va ayudando a la empleada a comprar sin muchas ganas. De pronto su corazón late fuertemente y es que Darío  está a su lado. Emilio  lo mira suspirando pero Darío  no le hace ni caso, no lo mira y eso le duele. Darío  no está comprando, lleva un bolso de mano. Está hablando con uno de los chicos de la parada que le está haciendo de contacto para buscar un piso. Al llegar a su casa, Javier  le pregunta por su amigo:
--si, me dio el teléfono. Ahora tengo que llamar. A ver si hay suerte.
Renata siente remordimientos de no poder decirles que sus problemas se van a acabar. Trata de tranquilizarlos.
--bueno, tampoco hay que apurarse, primero tienen que vender el piso este. Seguro que no tendremos problemas. Dios aprieta pero no ahoga.
A Darío  no le tranquiliza nada. Javier  es el que dice:
--¡mamá, los milagros no existen¡¡¡tenemos que dejar esta casa¡
--si bueno, pero tal vez pase algo Renata.
--¿qué es lo que va a pasar? ¿qué esperamos que nos va a tocar lo lotería, si ni siquiera jugamos --Javier  con burla.
Renata los mira con misterio pero no dice nada.

La semana pasa rápido, Renata y Alfredo van preparando su boda en secreto, Darío  intenta encontrar una nueva casa, Germán  hace su vida pensando en su amado. Ya que tiene impresora buena  no va al biblioteca  aunque sí va pasando por si ve a su amado. No imagina que Emilio  hace más o menos lo mismo. Y llega un sábado y a todos sorprende que Emilio  se ofrezca a ayudar a la mujer  para ir al mercadillo pero nadie se le opone. Es él quien lleva el carro y mientras la chica  es la que compra él mira a todos los lugares con la esperanza de ver al guapo Darío. En especial en la parada en lo que lo vio anteriormente.
--seguro que no iba a comprar, tal vez solo iba a saludar a un amigo --se dice con preocupación.
No imagina que ese día Darío  sí ha ido a hacer la compra y que está cerca de él con un carro bien lleno de frutas y verduras. Emilio  suspira al ver al chico que pasa de él.
--aunque así en plan ama de casa no está tan guapo,me encanta -- dice Emilio  para sí.
Cuando Darío ha pasado por su lado, Emilio  se gira para verlo ir por detrás. No es muy descarado porque no quiere que la chica  se entere de nada. Además no le gusta su trasero con unos pantalones que no sean los jeans. Se le ve aplastado.

Días después...
Javier  discute con Darío :
--¡¡tenemos que dejar el piso y aún no has encontrado nada.¡
--piden demasiado dinero de fianza pero aún tenemos tiempo.
Javier  se muerde la lengua ya que no le quiere decir a su marido todo lo que piensa de él. No quiere estirar más la cuerda y que él se acabe cansado y lo deje. Se encierra en su cuarto. Darío  se queda solo y preocupado. Se siente frustrado por no poder hacer nada para solucionar los problemas económicos de la familia.

En ese preciso momento, Renata y Alfredo en la intimidad de un juzgado y vestidos de calle pero muy felices y enamorados se convierten en marido y mujer. En la puerta se besan.
--te amo-- le dice él.
--Y yo a ti,me parece mentira que sea tu esposo.
--tal vez te hubiera gustado una boda más bonita, con toda tu familia
--no, no así está bien. Espero que tus hijos ni mi hijo se enfaden.
Los dos se miran. Se hace un silencio.
--¿y ahora qué? --pregunta ella.
--bueno, pues primero hablamos con tu familia y luego yo con la mía.
Renata llama por el móvil de su marido a su hijo para asegurarse que todos estén en la casa. Luego el nuevo matrimonio da la noticia a unos perplejos Javier , Darío  y Pablo . Al  esposo de Darío  no le siente nada bien la boda de su madre pero la idea de vivir en una bonita casa pues hace que lo acepte. El que no está nada conforme con los planes de Renata es Darío  que deja muy clara su postura:
--¡Yo no pienso ser un mantenido¡
A Alfredo le gusta el orgullo del yerno de su esposa, le causa muy buena impresión ese hombre. No imagina la relación que ha mantenido con su hijo. Con mucha amabilidad el padre de Germán  le dice a Darío :
--Claro que no. Yo no te pienso mantener. Tampoco soy millonario, tú como mínimo sí debes trabajar.
--yo no quiero vivir en una casa de prestado. No quiero que vivir en un sitio en donde seguro que se me hace de lado --Darío .
Alfredo le habla con simpatía, como si fuera su padre.
--Yo te aseguro que nadie te tratará mal en mi casa. Me has caído bien y te voy a aceptar como a un hijo y bueno mis hijos,...
Alfredo no sabe qué decir de ellos. Renata se mete y dice:
--no los conozco pero seguro que son buenas personas.
--Claro que si, les vas a caer muy bien... a mis hijos ya verás. Todos estaremos muy bien - Alfredo a Darío .
Javier  y Pablo están encantados de cambiar de vida no así Darío . 
--Yo me quedo, Javier  y yo podremos alquilar un pequeño apartamento. Renata debes ir sola con tu marido--Darío .
--Pues yo sí me voy con mi mamá, allá tú si no me sigues --Javier .
--¡Tu vienes conmigo¡ --sentencia Darío .
--¿A la calle?.¡no me tienes nada que ofrecerme¡¡ --dice él  con desprecio.
--Esto es humillante --protesta Darío frustrado.
Alfredo está encantado con el orgullo del amado de su hijo. No se ve un atolondrado como Pablo que está encantado con vivir de arrimado. Trata de animar a Darío  para que no se sienta tan mal. 
--Vente con nosotros, a mi me gustará. Por un tiempo, hasta que podáis alquilar una casa
Darío  no dice nada pero Javier  y su hermano empiezan a hacer sus maletas. Darío  se siente frustrado a pesar de los ánimos de Alfredo.
--Renata me ha dicho que eres dentista¿ no?
--si señor.
--te ves trabajador,no tienes que preocuparte porque yo te ayude. Ya verás que con tu empeño dentro de poco tendrás casa propia.
Darío  se resigna.

La noticia de la boda de su padre cae como una bomba en Germán  y Emilio . Le hacen muy mal papel a Renata y menos gracia les hace saber que ahora serán más en la casa. Javier  y Pablo son los primeros en entrar y son presentados. Pablo trata muy amable a Emilio  que en seguida se queda encantado con él. Y luego entra Darío . Germán  y Darío  se miran sorprendidos. Emilio  también está sorprendido.
--hijos... os presento al yerno de mi esposo. --Alfredo.
A Germán  se le desencaja el rostro al saber que su amado está casado. Darío  lo mira con pena.


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