martes, 2 de junio de 2020

Capítulo 9





Emilio  está feliz con que Darío  y Pablo vivan en su casa. Darío  no puede creer que Germán  y ese chico que tanto lo mira sean los hijastros de su suegra.  A Darío le duele el dolor de Germán  por saberlo casado. Germán  se desmaya en brazos de su hermano.  Darío  lo ayuda. Emilio  se excita por tener al marido de su hermanastro tan cerca.
--vaya con los buenorros que me ha traído mi papa. Estos si son buenos regalos --dice para si-- no sé cual me gusta más.
Alfredo se angustia mucho:
--Hay que llamar a un médico.
--él es médico…-dice Renata señalando a Darío  que ya está tratando de reanimar al hombre.
Darío  está muy nervioso por tener cerca de ese  hombre. Siente que todo lo que le está pasando es un castigo por su debilidad.
--es un sacamuelas --dice Javier  con desprecio.
--no es nada grave, no se preocupe. Apártense, dejen que respire --Darío .
Alfredo no hace caso a las indicaciones del marido de su hijastro pero Renata le pide que confíe en Darío . Germán  empieza a abrir los ojos. Darío  le sonríe. Es esa sonrisa que tanto enloquece tanto a Germán  como a Emilio . Por unos segundos Germán  y Darío  se pierden el uno en la mirada de los otros. No recuerdan que no están solos. Germán  lo mira como si fuera un ángel, desea besarlo pero luego ve a Javier  y se da cuenta de que está casado y lo mira con cara de horror. Darío  lo mira con ternura. Le da pena ver su tristeza, empieza a darse cuenta que tal vez lo juzgó mal y que le haya hecho daño. 
--¿te encuentras bien, hijo? -Alfredo.
Germán  no contesta, no deja de mirar a su   amado incrédulo.
--¿te sientes bien? --le pregunta Renata con cariño-- aunque mi yerno no es médico exactamente, para los primeros auxilios pues va bien.
Darío  no le saca los ojos de encima a Germán . Con cierta timidez le dice:
--si tienes frecuentemente estos mareos deberías hacer una revisión.
Germán  está muy impresionado, no le puede sostener la mirada a ese hombre tan guapo ya que recuerda que hicieron el amor por dos veces y le da horror saberlo casado, saberlo en su casa.
--No, no. si mi hijo siempre ha sido muy sano.  Jamás nos dio un susto como este. No sé que le debió pasar --Alfredo.
Germán  está temblando, mira a Javier  y le pregunta señalando al apuesto Darío:
--¿él es su marido?
Javier  no dice nada, lo mira con cara de querer decir por desgracia. Darío  mira con pena a Germán  ya que se da cuenta que le ha impresionado mucho saberlo casado y sentir que ha engañado a los dos le duele. Siente que en cualquier momento se va a descubrir todo y eso lo atormenta. Es Alfredo el que contesta a la pregunta de su hijo:
--si, hijo.Darío  es el marido de tu hermanastro así que es como tu hermano. Ellos dormirán en la habitación de invitados.
Germán  siente que está en una pesadilla.  Siente que se marea. Darío lo sostiene. Germán está en el sofá. Darío en cuclillas. Emilio  mira con excitación a los dos chicos:
--estos sí son unos hermanos de ensueño -se dice para sí -- los hermanos ideales para jugar a papás y papás. Yo quiero que uno de estos sean mi papacito.
Emilio  va repasando las anatomías de los dos hermanos sin poder decidir cuál de los dos le gusta más. El contacto de sus cuerpos quema tanto a Darío  como a Germán . Germán  se aparta de él. Darío  se acerca.
--será mejor que descanses, yo te acompaño a tu habitación -Darío .
Muy nervioso y separándose bruscamente, Germán  dice:
--no, puedo solo.
--¿estás bien, hijo? -- pregunta Alfredo ya que  se tambalea.
Germán  sube las escaleras. Cuando está a la mitad y cree que nadie lo ve mira hacia Darío. Darío lo está mirando y sus miradas atraviesan sus cuerpos. Los dos se estremecen. Germán  desaparece por el pasillo. Alfredo va dando indicaciones a la empleada para que le indique al matrimonio donde está su cuarto para que vayan llevando sus cosas. Antes de que empiecen a instalar, Alfredo mira a Darío  con cariño y le dice:
--muchas gracias por haber atendido a mi hijo.
Darío  le dice que no fue nada y se siente culpable porque éste le brinda su amistad. Está seguro que no lo haría si supiera que se acostó con su hijo.
--Me alegro que te hayas decidido a venir con nosotros. Espero que te sientas de la familia, ya verás como todos os vais a sentir muy bien y pronto sentirás esta casa como tuya y no te vas a querer ir.
Darío  fuerza una sonrisa y mira el lugar por donde ha visto desaparecer a Germán . Darío  empieza a cargar sus cosas. 
La empleada lo quiere ayudar pero Darío  le dice que puede él solo, que ya hará viajes. Javier , que se siente un príncipe,  no piensa mover ni un solo dedo. Darío, mientras ya está en el pasillo para ir a su habitación, mira las otras puertas tratando de averiguar en cuál de las habitaciones dormirá Germán . No deja de pensar en los dos juntos y desnudos. Mira a su   esposo con miedo.
--¡que voy a hacer?¡¿qué voy a hacer ahora? ¡¡es inmoral que viva con los dos¡ --dice para sí.
Pero sabe perfectamente que su   esposo nunca lo apoyaría para dejar la casa y él nunca abandonaría  a su esposo. Ni imagina que Javier solo quiere seguir casado con él para acostarse con su cuñado.

En la sala, Alfredo mira a su hijo que mira frente a frente al guapo hermano del apuesto Darío  y le dice:
--vosotros dos dormiréis en la misma habitación. Espero que no os importe.
--cómo quiera -Pablo.
Emilio  está que salta de la alegría:
--cómo no, seré un placer --piensa--y ojalá este bombón duerma desnudo.
el hermano de Germán  se estremece sólo de pensar que podrá ver desnudo al hermano de Darío  pero está tan nervioso y hace un esfuerzo tan forzado para que no se le note su enorme alegría que cualquiera diría que no le ha hecho gracia. Como sabe que él sólo está de arrimado, Pablo trata de ganarse su confianza y abraza por los hombros a Emilio  que se muere de gusto ya que nunca un chico tan guapo lo había tocado así. Nunca había tenido tan cerca un hombre que le gustara de verdad. Con mucha amabilidad, Pablo le dice:
--yo soy buen chico, ya verás como nos vamos a llevar bien. Procuraré molestarte lo menos posible.
Emilio  siente que el corazón le va a estallar.
--seguro que os llevareis bien, seréis amigos. Podéis dormir juntos --Alfredo.
Muy simpático, Pablo le dice:
--juntos pero no revueltos.
Todos se ríen aunque en realidad Emilio  no deja de repasar el cuerpo de Pablo como si quisiera aprendérselo de memoria, está deseando verlo sin ropa.
--que más quisiera yo que dormir con este macho --dice para sí Emilio  por el comentario de Pablo --yo a ti te dejaría que me hicieras lo que quisieras y si encima nos cae el hermanito pues ya el paraíso completo.

Emilio  ayuda a Pablo con sus cosas y los dos suben hasta las habitaciones. Alfredo y Renata se quedan en la sala para disfrutar de su amor. Están contentos, están seguros que todos se van a llevar bien.

Emilio  mira a Pablo y se estremece. Este último habla mucho y mira a su alrededor. Está encantado con vivir en esa casa. Al pasar por una ventana se da cuenta que tienen piscina.
--siempre soñé con vivir en una casa con piscina.
--pues ahora ya estás aquí.  Espero que vivas con nosotros mucho tiempo.
--pues tanto como puedas vivir tú.
Emilio  abre la puerta y le muestra su habitación. Pablo lo mira todo encantado. Se tumba sobre la cama y su cara lo dice todo. Es muy cómoda y está encantado. Emilio  no deja de mirarlo con deseo.
--si en tu casa tenías habitación propia no te gustará el cambio ¿no?
--bueno pero es que mi otra habitación era menos de una cuarta parte que está. Tranquilo. Todo está bien.
--sobre todo para mi --piensa Emilio .
--¿y dormiremos juntos? Solo hay una cama.
--ya me gustaría a mi dormir bien abrazado a ti -- piensa.
Emilio  va hacia lo que parece una puerta pero es otra cama.
--vaya, que practico-- Pablo.
--si bueno, papá a veces invita a algún socio y siempre a alguno  lo meten aquí.
--pues espero no ser tan latoso como los amigos de tu padre.
--ni lo dudes --susurra.
Emilio  no dice nada, sólo suspira. Pablo sonríe y Emilio  se vuelve loco.

Por su lado, Javier  encantado en su dormitorio...
--esto es una maravilla, es tan grande como toda esa ratonera en la que vivíamos.
--no seas exagerada --dice Darío  que se siente incómodo.
--que injusta es la vida, unos tanto y otros tan poco.
--tampoco nos ha ido tan mal.
--Lo que pasa es que parece que tú no tienes sangre en las venas.  No sirves para nada. Tú nunca saldrás de pobre, nunca me darás una casa así.
--tal vez así no pero un día tendremos nuestra propia casa y nos iremos de aquí.
Javier  lo mira con desprecio no le dice nada pero piensa que jamás dejará esa casa. Germán  los escucha con celos desde la puerta que está abierta.
--¿querías algo?-- le pregunta Javier  que lo ha visto.
Darío  y Germán  se miran con dolor.
--No, no... quería saber si ya tenían todas sus cosas Germán .
El corazón de los dos amantes va a mil por minuto. 
--no, ahora bajo a por más --dice Dario muy nervioso.
Germán  se va corriendo.
--que hombre  tan extraño --Javier .
Sin que se le note sus nervios, Darío  dice que va a buscar el resto de sus cosas. En realidad va tras Germán . Germán se va corriendo y Darío lo agarra y lo gira hacia él. Los dos se estremecen al sentirse.
--espera tenemos que hablar -- dice  Darío dulcemente.
--¡eres un cerdo, me engañaste¡ 
--¿A caso preguntaste? ¡yo no tengo la culpa si te acuestas con todos -- le recrimina Darío.
Lo abofetea. Darío lo mira muy molesto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario