martes, 2 de junio de 2020

Capítulo 4





Germán  suspira pensando en Darío . Cierra su diario y se tumba en su cama. Es una cama amplia, una gran habitación. El ambiente de él  contrasta con él de Darío. A pesar de ser de matrimonio, la habitación es una cuarta parte más pequeña y la cama también es muy pequeña. Sobre la cama  está Darío  que no deja de pensar en Germán  y cada día tiene que vencer al deseo para no pasar por la biblioteca por si lo ve.
--¡no,  él  seguro que no me reconoce pero yo no puedo volver hasta que ya no lo recuerde¡¡¡él  no tiene nada que perder pero yo sí¡¡ Me casé con Javier  y aunque ahora las cosas no van bien entre nosotros no imagino mi vida sin él . Además le haría un gran daño. Si veo a Germán  y por casualidad él  me dijera algo no estoy seguro que no fuera a caer. Y no puedo volver a ser infiel.

Darío  es  consciente que desea volver a estar con Germán  y por eso no lo quiere ver. Aunque piense que Germán ya no querrá nada con él. Por un lado dice que es lo mejor, por otro lado lo que desea es volver a encontrar a ese hombre tan apasionado que lo volvió loco. No puede dejar de pensar en él. Suspirando recuerda, aunque no quiere, cuando lo tuvo entre sus brazos. Le duele pensar que fue un simple polvo para Germán.
--él  ya te olvidó, se quería divertir.
A Darío  le gustaría pensar que Germán  enloqueció de amor, pero no puede creer que él inspire esos sentimientos

Cuatro meses después del día en el que se conocieron, Darío  vuelve a la biblioteca. Lo hace con miedo pero obligado por su   esposo que le pide que los lleve a él  y a su amiga para que aprendan algo de internet. Darío se pone muy nervioso al entrar ya que teme, aunque lo desea, encontrarse a Germán . Se tranquiliza al no verlo.
--¡no seas paranoico. Ese hombre ya no piensa en ti y tú tampoco deberías pensar en él ¡¡ --dice para si--ya es pasado, ¿cómo no olvidaste? Ese hombre habrá tenido cientos de machos en estos meses.
Y eso le duele mucho a Darío. Pensar que fue uno más en la lista. Que otros hombres han borrado de su piel las huellas que dejó. 
Aunque ya ha aprendido a vivir con la culpa, no ha podido olvidar al hombre. No sabe si es porque ha sido el único hombre con el que ha engañado a su   esposo o porque significó algo para él.
Javier  le obliga a centrarse en él . Darío va a buscar unas sillas para sus acompañantes y se sienta en un lado. Germán  no tiene pensado aparecerse ese día por la biblioteca . Aunque no ha dejado de pensar en Darío, aunque está seguro que no lo volverá a ver no se quiere resignar y vive con esa ilusión. Quien sí está en el biblioteca  es Emilio . El chico, mientras se dispone a salir , oye la voz de Darío  y le impacta. Es tan varonil. Se gira y se ahoga en esos ojos . Darío  seduce involuntariamente a Emilio  de la misma manera que lo hizo con el hermano. Emilio  clava sus ojos en el abultado paquete de él que se le remarca mucho y se llena de deseo.
--¡este tío --dice para sí--pone cachondo a cualquiera, eso si es un buen macho. Eso sí es un buen bulto y con lo caliente que estoy yo. No sabía que en esta biblioteca  se encontraban estos ejemplares de macho únicos en el mundo ¡que hombre¡¡ ¡ideal para un encuentro en el lavabo, cómo me gustaría poder verle su verga para ver como la tienen los macizos buenorros y tan bellos como este. Estoy seguro que es el hombre más guapo del planeta, de todo el universo. Jamás había visto algo tan perfecto.
Emilio  se va suspirando y sin dejar de girarse pensando en Darío .

Acabado su sesión de internet, las dos amigas se van por su lado. Darío  se va solo. No había pasado por ese lugar desde aquel día y se estremece al estar delante del edificio en el que está el estudio de Germán . Recuerda una y otra vez el momento que compartieron juntos. Está tentado de llamar pero no lo hace.
--¡¡estás loco¡¡¡estás loco¡ --se recrimina mientras lucha por controlar sus instintos.
Germán  está sobre la mesa escribiendo unas cosas a mano. De pronto su corazón late fuertemente e instintivamente va hacia la ventana. Es cómo si presintiera la llamada del amor pero , cuando mira por la ventana Darío , ya ha desaparecido y Germán  vuelve al trabajo sin imaginar lo cerca que ha estado de volver a encontrarse con el gran amor de su vida.

Por la noche, Germán  está tumbado sobre su cama. Tiene un diario en la mano. Su hermano se acerca a la habitación. Germán  se sorprende ya que nunca suele hacerlo. Emilio  se siente sobre la cama de su hermano nervioso. No quiere que se le note sus intenciones.
--Tú que vas más a la biblioteca, a internet ¿conoces a un chico muy guapo y de ojos azules?
Germán  se estremece pensando en Darío  y fulmina a su hermano con la mirada. Emilio  cree que lo ha descubierto y se pone nervioso.
--era una tontería... sólo lo decía por preguntar --dice él nervioso.
Emilio  se iba a ir avergonzado pero él  lo llama y le dice:
--¿pero ha pasado algo con alguno?
A Germán  le angustia que a su amado  le haya podido pasar algo.
--no, no. Es que vi a uno que parece un actor de telenovelas y no sé, me hizo gracia porque me acordé de la novela y como que tú vas más al biblioteca  pues pensé que a lo mejor tú sabías quién era.
Germán  tampoco quiere que su hermano sepa lo que le paso y le miente diciendo:
--Pues no, no me suena.
--Pues es que no debe ir mucho, si no seguro que lo habrías visto.
Emilio  se va decepcionado ya que cree que el chico que le gusta no debe ir mucho por la biblioteca. Piensa que tal vez no lo volverá a ver. Germán  se queda tumbado en la cama suspirando.
--Era él, era él ¿y si me vino a buscar? ¡que rabia¡pero no ¿por qué no vino a mi estudio? tienes que sacártelo de la cabeza. No debe estar pensando en ti.
Germán  está muy excitado y no deja de recordar al guapo hombre, la primera vez que lo vio, cuando estuvo entre sus brazos...
--te amo, te amo --va diciendo con deseo.



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