Pablo no quiere que Emilio , que lo mira fijamente, sospeche nada así que le va hablando con naturalidad. Como si no le diera asco el deseo de ese hombre.
--este baño es mucho más grande que mi habitación.
Luego mira la bañera.
--¡me encantaría darme un baño¡
--cuando quieras.
--¿me traes toallas?
--si claro.
Pablo llena la bañera mientras Emilio le da una toalla. Pablo se da la vuelta mientras se desnuda. Emilio solo le ve el trasero y aunque le excita mucho se queda con ganas de más. Pablo sonríe con picardía. Se da cuenta del interés que ha despertado en el chico y le gusta jugar con él. Emilio lo mira con deseo. Lo que ha visto le ha hecho enloquecer pero procura actuar con naturalidad. Se lo queda mirando pues espera que como amigos Pablo lo invite a bañarse con él. Pablo adivina sus pensamientos, le sonríe mientras piensa:
--lo llevas claro degenerado... te dejaré que disfrutes pero a distancia.
Luego lo mira y dice:
--eres un buen amigo pero seguro que tienes muchas cosas que hacer.
Emilio lo mira triste:
--bueno si claro, perdona. Yo no te quería molestar.
Pablo no deja de ser simpático:
--no, si no molestas. Yo lo digo por ti. Seguro que tienes cosas mejores que hacer que verme en bolas.
Emilio se va muy nervioso. Se acerca hasta la maleta de él tentado de tomar la ropa de ese chico tan guapísimo pero no lo hace. Procura serenarse para que no lo descubran. Mientras Pablo disfruta de su baño y de su nueva vida de rico.
Darío ha entrado en su habitación y se queda tras la puerta. Está muy sofocado y es que no puede dejar de pensar en Germán.
--debes dejar de pensar en él ¡esto no puede ser¡ --no deja de repetirse para sí.
Javier se le acerca sorprendido, se da cuenta que está como en shock.
--¿te pasa algo?¿tienes algún problema?
Javier está preocupado de que su marido no se adapte a su nueva vida ya que por el momento no quiere dejarlo libre:
--si él se va piensa-- no tendré sentido que se quede Pablo y no, tenemos que estar los dos juntos. Aún me tocará cargar con este un poco más.
Javier acaricia la mano de su marido con una falsa dulzura. Darío se sobresalta. Su cuerpo, que desea las caricias de Germán , rechaza las del esposo. Instintivamente, Darío se aparta de Javier como si le quemara. El hijo de Renata está muy sorprendido:
--¿y ahora? Parece que te diera asco.
Darío se da cuenta que su esposo lo está hablando:
--¿cómo?¿qué dices?
--tú estás muy raro. Seguro que has hecho una grosería. Mira que esto es un palacio y no quiero que por tu culpa nos echen.
--tampoco es para tanto.
Con desprecio Javier dice:
--si pero tu nunca me darás algo así, como mínimo podremos vivir en un departamento de décima como el que teníamos.
--pero almenos será nuestro.
--¡y a mi que me importa¡
--hay que tener orgullo.
--esta es ahora la casa de mi madre y por lo tanto la mía.
--¡pero no la mía¡¡así que hazte a la idea que la dejaremos muy pronto¡
Javier lo mira con cara de romper con él pero se controla. Se porta cariñoso con él para sorpresa del guapo hombre. Lo acaricia con deseo, le saca el jersey, lo lleva hacia la cama.
--¿que haces? --preguntal.
Javier lo besa en el pecho y dice:
--¿no lo ves?
Ambos caen en la cama. Javier está dispuesto a hacer el amor con su marido para tenerlo contento, para que haga lo que él quiere. Darío no responde a las caricias de él . Se mantiene como de hielo.
Pablo mientras disfruta de su baño. Piensa en lo que ha descubierto de Emilio :
--quiere conmigo... el muy guarro...Tal vez puede hacerle creer que puede tener algo conmigo... sino que disfrute con la vista de mi bonito cuerpo... --dice saliendo del agua.
Sin imaginar los pensamientos del guapo chico, Emilio está buscando unas páginas que le puedan gustar a su amigo para tenerlo contento. Pablo se ríe en la puerta:
--es como un niño... a este le podré sacar lo que quiera... --piensa el hermano de Darío .
Pablo se le acerca con naturalidad:
--estás páginas se ven bien buenas.
Emilio se gira y se queda en shock ya que él está totalmente desnudo y mojado. Le fascina lo que ve. Pablo le sonríe:
--No te molesta que ande en bolas ¿no? Es que te quedaste con una cara , yo estoy más cómodo.
Emilio , de pie, no contesta, sólo hace que no con la cabeza. Pablo como si nada se sienta ante el ordenador. Emilio está demasiado excitado.
--voy a por un vaso de agua -dice casi ahogado por el deseo.
Javier quiere bajar los pantalones a su marido pero Darío solo piensa en Germán y se levanta de golpe.
--¿¿qué es lo que te pasa? --Javier molesto.
El apuesto hombre no contesta y se va de la habitación molesto.
Para controlar el sofocón Emilio sale al pasillo y se topa con Darío . Se miran tensos.
--¿que sorpresa encontrarnos aquí, no? --Darío .
Emilio hace que si con la cabeza. A Darío no le hace mucha gracia tener que hacerle esa pregunta:
--¿dónde está el lavabo?
Emilio tiembla de deseo.
--espero que no me siga -- piensa aunque con más tolerancia que su hermano.
--en la habitación ¿no viste la puerta? Cada habitación tiene su baño.
--gracias, no vi.
Emilio se lo queda mirando, Darío le sonríe y se va. No le apetece volver a su cuarto. Emilio siente que esos dos hermanos lo van a matar de deseo.
--abajo hay uno.
Y le señala donde es. Darío se muestra amable aunque le moleste que Emilio se la pase mirándole el paquetorro. Mientras se aleja, Emilio le mira el culo con deseo. Está feliz y cachondo.
--que bien me lo voy a pasar.
Darío encuentra el baño. No hay nadie por la casa que le diga nada así que decide ir al jardín. Se siente mal al ver la piscina:
--menudo despilfarro, con tanta gente muriendo de hambre.
No le gusta vivir en una casa así pero no sabe como huir. Además aunque él mismo no lo quiere reconocer una fuerte fuerza lo ata a esa casa: Germán . El hombre, llorando, está mirando por la ventana y se sorprende al ver a Darío . Éste alza la cabeza y ambos se miran. Se quedan como hechizados. Germán siente demasiadas cosas y entra. Se tumba en su cama a llorar. Darío no sabe qué sentir. Además está sorprendido por el dolor de Germán .
--actúa como si me tuviera algo que reclamar. Yo sé que actué mal porque engañé a mi esposo y sólo Javier tiene el derecho a reclamarme. Éste se cree que por dos revolcones tiene derecho a algo cuando si apenas sabíamos nuestros nombres. Los dos nos dejamos llevar, pasamos un lindo momento pues ahora lo que tenemos que hacer es olvidar y hacer como si no pasara nada.
Darío habla para sí mismo. Se justifica para sentirse menos mal por sus actos.
--Actúa como un hombre enamorado ¡por favor, me conoció, le gusté y me metió en su cama¡¡y no quería volver pero me provocó para una segunda vez, sin preguntas... sin compromisos¡todo estaba claro¡¡¡no se tiene porqué molestar¡¡¿¡que le importa que yo esté casado?¡
Se da cuenta que le importa demasiado a él lo que le pasa a Germán y no lo quiere reconocer. Prefiere pensar que es malo porque así se queda más tranquilo.
--¡¡lo que pasa es que a mi solo me quiso para pasar el rato y claro le pone muy nervioso tenerme aquí. No quiere que se le caiga el teatro delante de su padre¡¡¡claro, es solo eso¡¡¿es que cómo pude pensar que podría estar sintiendo algo por mi? ¡¡es que es de locos¡¡¡para él sólo soy un objeto de placer y le debe molestar mucho tener que verme a cada rato, pues lo siento por él porque se la tendrá que bancar.
Sin entender muy bien lo que le está pasando, a Darío le hace demasiado daño la sola idea de que Germán haya jugado por él, unas lágrimas deslizan por sus mejillas.
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