miércoles, 3 de junio de 2020

Capítulo 21



Durante el desayuno, Alfredo y Renata están solos disfrutando de su vida de casados. Darío  llega con ellos.
--perdón no os quería interrumpir.
Los dos le dan los buenos días. Renata lo besa con cariño. Alfredo le ofrece el desayuno.
--no tengo prisa, tengo que ir a trabajar.-Darío .
--¿pero si estabas de vacaciones? -Renata sorprendida.
--tú sabes que yo no quería hacer vacaciones porque no íbamos bien de plata pero la clínica  está cerrada. He conseguido trabajo en otra clínica para una sustitución.
--ahora no tienes que preocuparse del dinero -Alfredo.
--si tengo. Renata sabe que yo tenía un dinero guardado. Se lo iba a dar a usted para no sentirme un mantenido pero por un error Javier  se gastó más de la cuenta.
--disfruta de tus vacaciones y ya luego arreglamos cuentas --Alfredo.
--No, así me distraeré y este mes le podré dar un dinero.
--si te quedas tranquilo me das parte de tu sueldo.
--no se lo daré todo.
Darío  toma una tostada y se va con orgullo.
--parece gran muchacho. Tu hijo ha tenido mucha suerte.
--tus dos hijos están muy solos. Es una pena que siendo tan guapos estén tan solod -Renata.
- Me gustaría tanto tener un nieto. ¿Tu hijo y Darío no quieren ser padres? Pueden buscar una madre de esas de alquiler. Yo pago todo.
Renata suspira resignada:
--mi hijo no será padre y menos en ese momento.
--¿porqué? ¿es que no están bien? Pues sería una pena que tu hijo dejara escapar a alguien como Darío. En ningún lugar encontrará un mejor partido.
--esto es algo muy de él  que prefiero no contarte pero mi hijo no valora suficiente a Darío. Porque Darío es muy buena persona sino ya de hace rato que  hubiera dejado a mi hijo. 
--pues mira que a los hombres no se nos puede descuidar porque siempre habrá algún golfo que quiera quedarse con lo que no es suyo. Hay cada loca.
--No, no. Darío  no es de esos. No me lo imagino siendo infiel a mi hijo.
--Pero es que hay hombres que son de lo peor y que se meten en la cama de cualquiera. Qué disgusto para un padre tener un hijo así, pero en fin. Yo en eso sí estoy tranquilo ya que mis hijos son muy decentes y nunca se metería con alguien casado pero hay golfos que buscan a los hombres casados solo por el gusto de hacer daño a otra persona y hasta logran que caiga el más fiel.
--pues vaya... espero que tú no encuentres ninguna lagartona así.
--claro que no, yo tengo mucho mundo y yo nunca caería en brazos de una  de esas que no vale nada. 
--eso sí porque una persona que le quita el marido a otro es de lo peor. No merece nada. Es mala, mala persona.
--eso es lo que yo te digo y Darío  es joven, inexperto. Tu hijo debería ir con cuidado que no se le metiera por los ojos una de esas locas. Muchos golfos querían con tu hijo. Hay cada enfermo.
--no sabes qué angustia con mi hijo pero es que él  ya no me escucha. Basta que yo le diga que no haga nada para que lo haga.
--Pues esperemos que sepa lo que hace y no haya nada que lamentar.

Llega el sábado, Alfredo obliga a su hijo a acompañar a la chica al mercado. Emilio  no quiere ya que sabe que no verá a Darío  porque está en su casa pero se resigna ya que quiere hacer méritos para que su padre le compre la moto que pidió. Desea salir a pasear montado en su moto nueva con el guapo Pablo. Darío  se acerca a Emilio  y la chica de servicio cuando iban a salir.
--¿van al mercado?
Los dos hacen que sí con la cabeza. Emilio  se hace el amable y le dice:
--¿necesitas algo?
Darío  mira a la empleada y dice:
--no hace falta que vayas, iré yo. Iremos Emilio  y yo.
Emilio  le mira sorprendido.
--bueno si usted quiero vamos usted y yo --le dice   a Darío .
Emilio  está muy nervioso pero dice:
--no hace falta. Así te ahorramos trabajo, Iremos los hombres de la casa.
La chica  le entrega la lista a Emilio  y se retira a la cocina. Los dos hombres se sonríen. Emilio  está feliz. Darío  sabe que esa será una buena oportunidad para poder hacer preguntas a Emilio .
--¿Sabes lo que hay que comprar? Si quieres lo elijo yo y tú me ayudas -Darío .
Emilio  le da la lista. Darío  es el que lleva el carro de la compra. Los dos van hablando de todo y de nada. El hermano de Germán  le pregunta sobre su vida. Darío  le habla de su paso por un equipo de rubgy argentino. Emilio  lo escucha fascinado.
--¿jugaste a rugby?
--si y en primera división.
--¿y eras famoso? ¿porque lo dejaste?
--Mis tackles a los tobillos eran bastante temidos --dice con orgullo-- estuve apunto de entrar en el Seleccionado de buenos Aires... pero en fin. No me eligieron.
--¿y no lo echas de menos?
 --yo tenía 20 años y bueno además siempre quise ser dentista pero el rugby se me metió en medio y después ya pude estudiar esa carrera y afortunadamente me gano la vida de eso.
--pues algún día tendré que ir a tu consulta. Desde niño que no voy al dentista. Me da como miedo pero contigo seguro que no me duele.
--pues cuando tu quieras, los dientes son muy importantes. Si quieres te doy hora para esta semana.
Emilio  está feliz.
--¿y que hay de ti? ¿por qué no trabajas? --Darío .
--no me gusta mucho eso de estar con la gente, además a mi me fascina escribir. Algún día seré un escritor famoso.
Los dos van hablando y comprando. Han hablado durante rato y ya en la vuelta, Darío  le tiene la suficiente  confianza para la pregunta que quería. Para entrar en tema le pregunta por él.
--veo que te ha caído muy bien mi hermano. Parecen amigos.
--si bueno. Es el único amigo que he tenido.
--¿y no sales con nadie? 
Emilio  se pone nervioso, cree que Darío  lo quiere cuestionar aunque en realidad él lo que le quiere preguntar es por Germán . Emilio  responde que no nervioso y entonces es cuando Darío  dice:
--te pareces mucho a tu hermano ¿él  tampoco sale con nadie no?
Emilio  cree que pregunta por preguntar. No sospecha nada.
--pues no, la verdad es que Germán  y yo somos unos bichos raros. Debemos ser las únicas personas que no tenemos pareja.
--tu hermano es muy guapo. Seguro que ha tenido muchos novios, amigos.
--no, nunca ha tenido novio y amigos tampoco.
--¿y eso? no me lo creo.
--Pues yo nunca le he sabido de ninguno. Ni amigo. Si lo ha hecho ha sido en secreto. A mi padre le ha costado aceptarnos.
-tu padre se ve buena onda. No parece que le moleste que sus dos hijos sean gays.
Emilio se pone nervioso ya que nunca se ha hablado de eso. Le excita hablar así con Darío. Lamenta que sea casado pero le gusta saberlo gay.
-para quedar bien con Renata. A Germán le hizo la vida imposible.
--¿y eso? -pregunta Darío  que cada vez está más interesado.
--No se lo digas a nadie pero es que algo feo de lo que mi padre nos ha prohibido hablar.
Darío  abre los ojos como platos, quiere saberlo todo pero tampoco quiere que se le note el interés.
--¿me lo quieres contar? te juro que no se lo digo a nadie.
-mi padre  encontró a Germán en el cobertizo. Con su novio. Estaban cogiendo Era su primera vez.  Mi padre los quería matar aún tiemblo al pensar en la paliza que les dio. Yo te juro que lo quise ayudar pero mi padre me golpeó también. Perdí el conocimiento. Desde entonces me da miedo todo.
Emilio está temblando al recordar ese duro pasado. Llora. Darío está impresionado y conmovido. Lo abraza y Emilio se siente en el cielo. Van caminando. Darío le pasa el brazo por los hombros para calmarlo y para que siga hablando.
--¿y que pasó después?
--yo era mayor de edad pero tenía demasiado miedo para hacer algo. Germán tenía 16 años y lo llevaron a una de esas clínicas que supuestamente curan la homosexualidad.
Darío se lleva las manos a la cabeza.
--¡¡ahí le harían basura el cerebro¡
Darío no puede creer que Germán haya sufrido tanto. 
--lo mataron. En ese lugar a mi hermano lo mataron. No volvió a sonreír pero ahora ha cambiado algo. Sus ojos tienen vida. Yo creo que se ha enamorado. Espero que ese hombre no le haga sufrir. Ya ha sufrido mucho. Merece ser feliz .
Darío no puede dejar de llorar. Sufre por lo injusto que ha sido con su amado y vibra con las últimas palabras de Emilio asegurando que Germán vuelve a amar. Darío siente que el corazón se le va a salir del pecho.Emilio  se da cuenta que se ha quedado pensando en algo pero no se atreve a decirle nada. Está muy bien a su lado. Le gusta estar hablando con él como amigos pero se siente culpable por no decirle lo que sabe.
--¡no me debo meter, entre las cosas de matrimonio no hay que meterse¡ Además Pablo también es mi amigo --va diciendo para sí -no le puedo hacer esto. Ellos sabrán de sus cosas.
Los dos llegan juntos a la cocina. Dejan las cosas con la chica  y cada uno se va por su lado. Darío  se ha quedado muy pensativo.
--tengo que saber la verdad. Tengo que saber si de verdad Germán  me ama.
Piensa en el diario de él . 
--¿y si me ama? La clave debe estar en ese diario y si no se lo llevó...  va pensando con nerviosismo.

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