Como a diario, Pablo y Emilio discuten.
--No vuelvas con lo mismo. Yo lo siento, yo no fui ¿como crees?¡cuántas veces te lo tengo qué decir¡¡ fue Javier, yo no tengo la culpa de que te hayan echado de tu casa.
--es que lo que haces no está bien. Darío no se lo merece.
Pablo lo mira con un falso cariño y le suplica:
-- no se lo digas, por mi hermano... es mejor asi.
--es que lo tengo que ver cada día y no lo soporto. Me siento fatal.
Pablo se hace la víctima:
--¿qué es lo que quieres de mi? Te vengo a ver todos los días, te demuestro mi amor y lo seguiré haciendo. Pronto estaremos juntos siempre¿es que no te parece suficiente que hagamos el amor cada día, que más quieres de mi? ¿cómo puedes pensar en traicionarme después que soy tuyo? Algún día todo se formalizará pero no ahora... dame tiempo.
--¿Seguro? -pregunta inseguro.
--Claro que sí. Confía en mi, hazme caso... es lo mejor
Emilio lo abraza feliz y no ve la cara de asco de Pablo mientras Emilio le va bajando los pantalones. Y Emilio lo besa y disfruta de ese cuerpo que cada día le gusta más sin imaginar que el asco que le tiene Pablo cada día es mayor.
Pablo regresa a su casa humillado como siempre.
--¡algún día todo será mío¡¡¡todo¡¡
Entra en la casa poco a poco. Está nervioso. Ya sabe la noticia con la que se va a encontrar. En la sala, Renata está destrozada. Con un falso dolor Javier abraza a su cuñado y como si estuviera deshecho le dice:
--mi papá se murió... chocó su auto... ¡que injusticia, siempre se mueren los mejores¡¡
A Pablo lo que más le sorprende es el llanto amargo de su cómplice en el asesinato.
Emilio está en el ordenador. Escribe para olvidar sus problemas. Alguien llama, se sorprende al ver a Darío . Éste lo mira muy triste:
--tu papá murió... tuvo un accidente... lo siento mucho...
Emilio no sabe qué sentir. Darío lo abraza, el otro está en shock.
Durante el entierro, Renata y Javier , que está con Pablo, se muestran deshechos. El dolor de la viuda sí es sincero. Lejos está de imaginar que su hijo mató a su marido. Pablo está muy nervioso, no puede disimular tan bien como Javier que parece el hijo desconsolado. Emilio llega con Darío . El chico está asustado.
--este es tu lugar, ya que no se ha podido localizar a Germán al menos que uno de sus hijos lo pueda despedir.
Javier se pone como loco al ver al hijo del difunto. Como siempre cree el ladrón que todos son de su misma condición, teme que el chico quiere reclamar su herencia. Furioso dice:
--¡¡tú no tienes nada que hacer aquí, mi madre somos los únicos herederos¡¡no quiero que estés aquí¡¡
Renata está sumida en su dolor y no dice nada. Darío saca la cara por Emilio que está muerto del susto y que está dolido porque su amante ni lo mira.
--¡¡Emilio es el hijo de Alfredo y sea o no heredero tiene derecho a despedir a su padre¡¡¡
--¡su padre lo odiaba... mancha su memoria que esté aquí¡ --Javier .
Que le recuerden eso hace mucho daño al muchacho que se va corriendo. Darío mira a su esposo con rabia:
--¿¡ves lo que has hecho¡¡¡?
--¡tu lugar es a mi lado... no al lado de ese degenerado¡¡
Darío va detrás de su amigo a pesar que Javier le exige que vuelva. Furioso dice a su madre:
--¡tú que tanto lo defiendes, mira lo que me hizo¡¡¡me dejó solo... a mi, a su esposo¡¡¡no le importó mi enorme dolor por la muerte de mi querido padre¡¡
Renata está tan desolada que ,mientras los restos de su marido son sepultados, se desmaya. Javier ni se inmuta. Pablo es quien la socorre. Está impresionado por la frialdad de Javier .
Emilio se va llorando por el cementerio. Darío va detrás de él.
--Espera, espera... --le va gritando.
El chico se refugia ante la tumba de su madre. Darío llega con él.
--Por fin, me has hecho correr por todo el cementerio.
Muy triste Emilio dice:
--aquí descansa mi madre, me hubiera gustado que mi padre fuera enterrado aquí.
--siento no haber podido ayudarte en eso pero nadie te puede impedir que estés en el entierro de tu padre.
--envidio a Germán, él no se ha enterado de nada y cuando vuelva, si vuelve,... ya todo habrá pasado.
Darío lo abraza. Sufre con la posibilidad que su amado no regrese nunca pero da ánimos a Emilio .
--volvamos, tienes que despedirte de tu padre.
Emilio se seca las lágrimas y dice:
--a mi ya no me importa el dinero. Gracias a ti estoy saliendo adelante. Mi padre murió odiándome. No tiene caso que yo esté aquí. Mejor me voy, tú ve con tu esposo.
--no, yo me voy contigo.
Los dos se van juntos.
Semanas después... en el día de difuntos, Emilio lleva flores a su madre. Le pide ayuda para poder olvidar ese secreto que le quema por dentro o confesárselo a Darío . Luego, antes de irse, se acerca a la tumba de su padre:
--te perdono, padre--dice.
Luego para distraerse, va a la biblioteca. Es por la tarde. Darío acaba de entrar y sin ver al otro hombre va directo al lavabo. Emilio se lo queda mirando.
--es lo que deseé desde el primer día que lo conocí pero no está bien. Me acuesto con su hermano y él es mi amigo. Ama a mi hermano.
Igualmente va tras él. Darío le sonríe. No parece importarle que el chico lo haya seguido. Está muy separado y el hermano de Germán le ve a perfección pues lo que hay que ver. Y lo que Germán ha disfrutado tantas veces y Emilio se moría por ver. Emilio logra ver la parte más secreta de ese chico que tanto le gustó cuando lo conoció, logra ver aquello que le quiso ver desde el principio. Darío no dice nada a pesar de darse cuenta de la penetrante mirada del hermano de su amado que no le saca los ojos de encima a eso que tiene en la mano. Ver la parte más íntima de Darío lo embriaga... le recuerda lo mucho que le gustó...
--no puedo hacer esto, aunque me guste tu hermano... lo justo es lo justo --susurra.
Darío se abrocha los pantalones confundido:
--¿de que hablas?
--Pablo es el amante de Javier ... Javier está perfectamente. Yo me acosté con un médico asqueroso para conseguir ese certificado. No lo hice para hacerte daño sino por complacer a tu hermano pero lo hice. Soy su cómplice.
Darío se queda de piedra.
--¿de qué hablas? ¡No puede ser¡¡
--a mi me gusta tu hermano y lo espiaba en las noches mientras se acostaba con tu marido en el cobertizo, Pablo me fascina y aunque esté mal pues logra que haga lo que quiere. Yo conseguí ese certificado. Javier sólo quiere retenerte a su lado para seguir siendo el amante de su cuñado.
Darío está como en shock:
--no puede ser ¡no puedo creer que participaras de algo tan asqueroso, que me lo ocultaras¡
Emilio está muy nervioso. Sabe que va a perder tanto a Darío como a Pablo pero quiere hacer lo correcto:
-se veían todas las noches en el cobertizo. Sé que aún son amantes.
Darío está desconcertado, no sabe si le duele más el engaño de su hermano, el de su esposo o el que Emilio al que creía su amigo le haya ocultado una verdad que pudo darle la felicidad. Emilio está asustado pero ya no quería callar más.
--Javier le contó a mi padre que acosaba a tu hermano para vengarse de mí, de Germán . Javier sabía que tú lo amabas a Germán , por eso te quiso retener con una falsa enfermedad.
Darío golpea la pared con rabia:
--¡¡no puede ser¡¡¡¿¿porque no me lo dijiste¡¡¡
--Pablo se acuesta conmigo para que le guardara el secreto. Sé que soy un miserable... pero... ya no puedo callar más... lo siento¡¡
Emilio busca el perdón de Darío pero no lo encuentra. Darío se va corriendo deshecho. Emilio llora por haber perdido a un amigo pero sabe que es lo que se merece.
Darío llega a su casa furioso. Renata se sorprende ya que no es hora que llegara. Asustada no le deja que llegue al dormitorio.
--¡¡¿dónde están ¡¡yo sé que Javier y Pablo son amantes¡¡¡están en su cuarto o en el cobertizo¡¡¡
Darío grita como un loco, Renata trata de controlarlo pero no lo puede evitar. En el dormitorio de Pablo están los dos amantes que se vestían de prisa. Como un loco Darío arremete contra ambos sin que lo puedan controlar.
--¡¡Emilio me lo ha contado todo, ya sé que no estás enfermo y que tú te acuestas con Emilio para que te guarde el secreto¡¡
--¡no es verdad¡¡¡ --grita tratando de esquivar los golpes de su hermano.
--¡¡si es verdad, ya no te necesito. Quiero que te vayas de mi casa¡¡¡--dice a su marido.
Darío mira a su esposo con rabia:
--¡¡eres... ¡¡no te quiero ver nunca más¡¡
con rabia Javier le dice:
--¡¡yo no necesito nada de ti. Me tienes harto, ya te amargué la vida, Germán nunca será para ti, no te quiero ver más... quiero el divorcio¡¡
Renata mira a Darío con pena. Quiere justificarse pero él no se lo permite y va a su habitación a recoger sus cosas. Renata trata de calmarlo. Pablo mira a Javier furioso. No soporta que le haya dicho la verdad a su hermano.
--¡él ya lo sabía... se lo contó el tarado ése¡¡¡
--¡me va a oír¡¡me va a oír¡¡¡primero lo mato y luego tú y yo hacemos planes de futuro, ahora solo me tienes a mi, yo voy a disfrutar de tu dinero¡¡
Emilio está muy nervioso en su estudio. Tiene miedo de lo que pueda pasar. Pablo llega en ese momento. Antes de que Emilio diga algo, Pablo lo empieza a golpear como un loco, lo golpea una y otra vez, y otra, y otra... Parece que lo vaya a matar. Lo golpea, le da patadas, le escupe mientras le dice que lo odia, que le daba asco acostarse con él.
--¡nunca nadie me ha dado tanto asco como tú a mi¡¡¡disfrutaste de mi cuerpo pero ahora me las vas a pagar... esto no se queda así, no vas a volver a disfrutar, eso te lo juro yo... no te voy a perdonar lo que me obligaste a hacer... te odio, te odio...¡¡
Emilio está muy asustado. Pablo se saca una navaja del bolsillo y está dispuesto a clavárselo al chico
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