martes, 2 de junio de 2020

Capítulo 13


Darío  sigue en el jardín muy atormentado. Se estremece pensando en Germán , en su belleza, en el dolor que leyó en sus ojos, en que hicieron el amor. Que el uno entró  en el cuerpo del otro y el otro en el cuerpo del uno. Su cuerpo se estremece al recordar esos momentos. Está muy sofocado y se lleva las manos a la cabeza con desesperación.
--¿que me pasa?¿que me pasa con él ? --dice con voz entrecortada.
La imagen de ambos besándose y disfrutando de sus cuerpos lo atormenta una y otra vez más. 
--¡¡Yo fui uno de tantos, no puedes pensar en él . No.¡¡¡sexo, sólo fue sexo. Lo tienes que superar.  Javier  no sospecha nada, estás en una casa que no quieres, te has humillado por él . Pues con esto ya he pagado por mi error. Estar aquí es mi castigo, pues debo olvidar la culpa,  debo olvidar lo que pasó y hacer feliz a Javier , él  se lo merece. No puede sospechar nada¡¡
Aunque Darío quiere actuar con normalidad algo lo atormenta:
--¿como voy a olvidarlo si lo voy a tener que ver a cada rato?... No importa, lo haré. Lo olvidaré.
Darío  no lo quiere reconocer pero sabe que su cuerpo vibra de deseo cuando ve a ese hombre y que desea hacerle el amor a cada rato y así jamás lo olvidará. Eso es lo que le angustia porque no quiere seguir engañando a su esposo, además se quiere autoconvencer que Germán  no es buena persona, que solo quiere desestabilizarlo.
Darío  se seca sus lágrimas y vuelve a su cuarto. La empleada ya ha colocado las cosas de él en el armario. Darío  regaña a su esposo. 
--Si no lo querías hacer tú pues haberme esperado  pero nadie tiene porque arreglar mis cosas--Darío .
La empleada se disculpa.
--No, si no es culpa suya. Gracias --Darío .
Darío  mira molesto a Javier  que lo mira como si fuera un bicho raro. La empleada los interrumpe:
--¿ustedes van a comer?
Muy altanero Javier  dice:
--¡pues claro que sí¡
Darío  es más tranquilo y dice:
--bueno y ¿el resto de la familia?
--El señor ha ordenado una cena para celebrar su boda será para esta noche, él y la señora comen ahora en su cuarto pero me han ordenado que les sirva a ustedes si quieren.
--¿y los hijos del señor? --Darío .
--Emilio  y el hermano de usted ya van a bajar, Germán  no va a comer.
Antes de que Darío  pueda decir algo, Javier  dice:
--mi marido y yo bajamos al rato.

La comida es de cuatro. Emilio  está al lado de Pablo y en frente de Darío . No puede ser más feliz, casi ni come por la emoción y por estar mirando a los dos guapos hermanos. Pablo sonríe con complicidad ya que con su pierna, Javier  está jugando con su cuñado. Darío  no hace más que mirar para atrás, para la escalera, con la esperanza que Germán  acabe bajando pero no lo hace. Después de la comida, Darío  vuelve a su cuarto para acabar de arreglar sus cosas. Eso es lo que dice porque en realidad lo que hace es tumbarse en la gran cama lloroso pensando en Germán . Suspira recordando que hicieron  el amor con él . Aunque no lo quiere reconocer lo desea.

Javier  está en el comedor con su amante y Emilio . Mira a éste último con fastidio. Le da rabia que no se dé cuenta que está demás.
--¿vamos a la alberca, cuñadito?
A Javier  le brillan los ojos:
--¿a poco hay alberca?
Pablo hace que sí con la cabeza. Encantado Javier  va a su cuarto para ponerse su mejor bañador. Pablo se acerca a las escaleras. Emilio  se siente desplazado. Se queda quieto. Pablo se gira y le sonríe:
--¿tú también vienes no? No te dije nada porque esta es tu casa. Lo di por hecho.
Emilio  se acerca a él muy contento. Pablo lo abraza por los hombros y los dos suben como buenos amigos. Emilio  está contento porque cree que de verdad él es su amigo. Pablo está encantado porque sabe que su amistad con el chico le será de mucha utilidad. Pablo se desnuda ante Emilio que mira boquiabierto la zona genital tan deseada. No puede creer lo fácil que es disfrutar del cuerpo desnudo de ese chico tan guapo. Sabe que no se va a acostumbrar. Va a máximo de calentura. Pablo le guiña el ojo y sonríe.  Y Emilio muere de amor. Pablo hace el que no se da cuenta de todo el deseo que provoca en Emilio.
--venga, que parece que te has enamorado de mis bolas. Venga ponte el bañador.
Pablo actúa como si fuera una broma. A Pablo le hace gracia sofocarlo. Salen los dos juntos. Pablo es muy cariñoso. Juega con él. Se le tira encima. Lo tiene justo donde deseaba. A sus pies. Al esposo de Darío  no le hace nada de gracia ver en el agua a Emilio  que está muy cerca de Pablo. El hermano de Darío  va hacia su amante para ayudarlo a meterse en el agua. Hablan en voz baja:
--¿que hace ese tipo aquí? 
--es el hijo del dueño de la casa.
--si pero yo quiero estar a solas contigo.
--pero tenemos que quedar bien con él  yo sé lo que hago. Además nos conviene que esté él para que nadie sospeche.
Javier  no está muy conforme. Pablo está muy cerca de su cuñado . Casi lo besa pero Emilio  se excita con la casi desnudez de Pablo y no presta atención a las dos cosas.
--esta noche podremos estar juntos --Pablo.
--¿donde?
Pablo le señala el cobertizo que hay en frente de la piscina.
--¿ahí?
--seguro que está mejor que mi antigua habitación.
--eso sí.
Sus labios se desean pero se controlan hasta la noche.

En la hora de la cena, todos se disponen a celebrar la boda. El nuevo matrimonio está en la cabecera. Emilio  está tan bien situado como en la mañana. Hay una silla vacía. Es la que debería ocupar Germán . Alfredo se enfada porque su hijo se niega a bajar.
--¡yo no tengo la culpa, no se enfade conmigo ¡¡--dice la chica de servicio.
Alfredo se levanta molesto. Emilio  mira con deseo a los dos hermanos. Le excita que sus piernas se tocan. Además  ve que la pierna de Javier  está en la entrepierna del cuñado que sólo tiene ojos para el   esposo de Javier. Emilio  siente celos pero no dice nada. Renata mira con pena a su yerno. Alfredo baja al rato. Se nota enfadado porque no ha logrado que Germán  baje. Mira triste a su   esposa a la que dice:  
--perdona a mi hijo... no sabía que era tan malcriado.
Renata trata de animarlo. Sólo el yerno sabe lo que pasa. Darío  está triste ya que sabe que es por él…



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