martes, 2 de junio de 2020

Capítulo 6


Mientras Darío  se ducha, Renata y Javier  desayunan.
--¿no notas a tu marido raro?
--¿Darío ? pues no, sigue siendo el mismo soso que siempre.
--Hay hijo, eres su esposo. Te casaste con él y eso es hasta la muerte.
--No seas exagerada que Darío  y yo no estamos casados por la iglesia.
--¿y que es lo que piensas hacer? ¿Divorciarte?
--cállate, te va a oír.
Renata y su hijo hablan en susurros.
--pero es que eso no es la educación que tu padre y yo te enseñamos. Si tu difunto padre levantara la cabeza...
--¡esa educación no sirve para nada¡
--¿y porque no te casaste con él si no lo querías?
--claro que lo quería y mucho pero el amor se acaba.
--la culpa la tuvo ese tipo que se metió entre los dos, debes acabar con esta situación. Debes elegir a uno de los dos.
--sabes que no puedo.
--pero si no quieres a tu marido...
--claro que no lo quiero pero yo no soy tonto. Yo sé que Pablo no quiere nada serio conmigo.  A él lo que le atrae de mí es precisamente eso, que sea un hombre casado, el esposo de su hermano. Si dejo a Darío, Pablo no seguiría conmigo y yo lo necesito.  Me gusta mucho, me hace sentir como ningún otro. Las cosas para mi ya están bien así.
--pero eso no está bien... 
Darío , muy guapo y con el pelo mojado, entra en ese momento. Madre e hijo se callan al instante. Él se sienta y toma una tostada sorprendido.
--¿y este silencio? ¿de qué hablaban?¿por qué se callaron?
Madre e hijo se miran nerviosos.
--de nada, mi amor, puras pavadas --dice Javier .
Renata siente compasión de su yerno pero siempre estará del lado de su hijo. Darío  no sospecha nada y sigue almorzando.

Antes de ir al trabajo, Darío  pasa por la calle en la que está lal biblioteca. Mira el estudio de Germán  y su corazón late fuertemente. Se quiere convencer que ha pasado por allí porque le venía de camino pero en realidad tenía ganas de ver a la hombre .
--¡es una locura, es una locura¡ --se dice.
A pasar por el biblioteca  se da cuenta que éste aún está cerrada y por un lado le tranquiliza y por otro lado le da pena.


Las semanas van pasando. Justo el día en el que hace seis meses que se conocieron Darío  y Germán  el destino los vuelve a unir. Darío  llega y se sienta en el ordenador que le corresponde, no hay nadie en el de al lado aunque sí estaba ocupado. Cuando Germán  sale del lavabo no da crédito a lo que ve cuando ve a su amado. Él está sentado en el asiento de al lado. El hombre se estremece. Suspira enamorado. Darío  lo mira con el rostro desencajado cuando ve a Germán  sentándose a su lado. 
--¡¡que buenorro  está ¡¡ --suspira Darío.
Los dos jadean solo de mirarse.
--está más guapo que nunca ¡Dios cuanto lo amo¡ --dice Germán  para sí.
La tímida sonrisa de Darío  seduce al guapísimo   Germán que tiembla de deseo. Lo  saluda con mucha normalidad.
--¿cómo estás? Hacía mucho tiempo que no venías.
Darío  está encantado de estar con él  pero sabe que no debe ser... que no puede caer en sus redes.  Por un lado le hubiera gustado que él  ya no quisiera nada con él y por otro lado le conmueve el rostro ilusionado de él .
--cuidado chaval que este te quiere hacer caer. No debes olvidar que estás casado¡¡¡tienes un marido, un hogar --se va repitiendo para sí.
--si bueno. Es que tengo mucho trabajo. Normalmente vengo por las mañanas pero esta tarde me he dado un tiempo para mirar el correo --dice Darío muy nervioso.
Germán  está encantado:
--que bueno que nos reencontramos. Soy afortunado.
Los dos se miran con las mejillas encendidas, sus corazones palpitan fuertemente. Germán es muy seductor y está a la vez seducido. 
--me tengo que controlar, me tengo que controlar --piensa Dario.
Es demasiado fuerte lo que está sintiendo. Su cuerpo vibra de deseo, quiere volver a estar con Germán .
--No puede ser... no puede ser --susurra.
--¿qué te pasa? --Germán .
--No, nada.
Darío  no puede controlar ese sentimiento que le devora las entrañas y cierra el ordenador y se levanta:
--es que se me está haciendo tarde. Tengo cosas que hacer.
Germán  se queda triste, hay muchas preguntas que le gustaría hacerle. No sólo quiere sexo. Que también.
--no me has dicho en qué trabajas.
--Dentista -dice él recogiendo sus cosas.
Germán  le sonríe seductor  y dice:
--Claro, por eso tienes los dientes tan perfectos.
Darío sonríe muy seductoramente.  A Germán  le encanta. No lo quiere dejar escapar. Le guiña el ojo.
--No, tengo que caer en su juego --se dice Darío.
Darío  quiere alejarse de ese hombre pero él deseo lo vence. Además la carita con la que lo mira él  se le mete dentro.
--venite a tomar algo conmigo. A un bar. Mi estudio. Donde querrás.
Por un lado Darío quiere pensar que es lujurioso , que solo quiere sexo y por otro lado su espontaneidad y su mirada  lo llenan de ternura. No lo quiere lastimar. 
--solo un momento.
--claro…
Y esa sonrisa feliz conmueve a Darío que se muere por comerle esa boca. Germán está muy interesado en ese hombre. Le hace preguntas de su vida pero Darío está muy encendido y responde con monosílabos. Lucha por poder alejarse de él , por no volver a hacer algo de lo que se pueda arrepentir pero no puede. Entran en el estudio. Hay un silencio en el que ninguno de los dos sabe bien qué decir, ni que hacer aunque los sentimientos están a flor de piel. La llamada de la carne los llama y eso es más fuerte que ninguna otra cosas. Hacen el amor como bestias salvajes. Lo disfrutan más que la primera vez y es que se habían extrañado. No es un polvo rápido como la otra vez. A Germán le enloquece tocar y poder ver el cuerpo desnudo de ese hombre que lo ha enamorado. Los dos se miran felices después de disfrutar de sus cuerpos. Darío  desea decirle tantas cosas pero no puede ya que a le asaltan los remordimientos. Ya está más tranquilo y se arrepiente de haberse dejado llevar. Se viste muy deprisa. Está muy sofocado. 
--¿no te puedes quedar más?
--no. Lo siento. Tengo mucha prisa.
-¿nos vemos mañana? 
Mientras  se sube la cremallera lo mira con pena, no quiere que le haga preguntas porque no las puede responder. No dice nada.
--¿por qué te pones así después de coger?¿qué te pasa? no te estoy pidiendo matrimonio. Solo estar juntos.
Cuando ya está casi vestido le dice:
--esto no puede ser, no puede ser.
--¿pero porque? 
Germán no entiende la angustia de su amado;
--No me conoces.  Yo no te conozco.
--¿Y qué?somos dos personas que se gustan, somos libres de hacer lo que queramos. No tenés pareja ¿no?
Darío se siente muy mal por estar engañando tanto a su   esposo como a ese hombre . Se va sin decir nada pero lo mira con tristeza. Germán  no entiende nada.
--¿qué le pasa a este? Siente algo por mi, siente algo por mi ¿por qué es así conmigo? ¿por qué?
Darío  se va muy sofocado.











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