Darío se tumba en la cama de Germán agarrando la foto que éste tiene en su mesita de noche en la que está con su madre. Acaricia la cara de su amante.
--se ve tan angelical, no parece de los que se mete en la cama de cualquier hombre, pero es así, no hay duda. Yo puedo dar fe de que no es tan inocente como parece.
Se estremece al estar en el lugar en el que él duerme. Se siente muy cerca de él . Se siente como si estuviera en sus brazos. No deja de recordar las veces que hicieron el amor. Su cuerpo se revela ya que le pide que lo satisfaga, desea unirse de nuevo con Germán. Deja la foto y se levanta sofocado:
--¡no, no no debo permitir que juegue conmigo como si fuera su juguete¡¡¡estoy casado, me tengo que controlar¡¡
A pesar de sus intenciones de olvidarlo, Darío no puede huir de ese cuarto. Abre el cajón de la mesita de noche para tratar de descubrir como es en realidad el hombre por el que no puede dejar de pensar. Se sorprende al ver un diario. Lo toma y lo empieza a abrir.
En la piscina, Emilio y Pablo están jugando en el agua muy cariñosos. Emilio se siente en el paraíso. De repente su cuerpo lo delata y se aparta. Se pone el bañador para que se Pablo no se dé cuenta. Pablo sí sabe lo que le pasa pero hace que no se da cuenta. Sonríe.
--es normal, es que estoy tan bueno le gusto tanto que no se ha podido controlar --dice Pablo para sí.
Con cierta ironía, Pablo dice:
--si tú te vistes yo me voy a sentir mal desnudo.
Emilio está muy sofocado, ya se ha puesto el bañador y tiene las manos delante:
--es que me acordé que tengo cosas que hacer pero tú disfruta... estás en tu casa.
--está bien pero dile a la chica que venga que quiero que me traiga algo.
Emilio le dice que sí y se va corriendo. Pablo sonríe. Se tumba sobre una colchoneta y se queda flotando panza arriba muy agusto con todo al aire. Se pone los brazos bajo la cabeza. Sonríe:
--mi casa, claro que es mi casa y me gusta. Yo de aquí no me muevo aunque te tenga que convertir en mi querida pero yo este lujo yo no lo abandono... ni loco que estuviera.
Está así muy tranquilo disfrutando como un rey. De repente lo sobresalta los gritos de la empleada.
--¡¡¡¿pero qué hace aquí desnudo? ¿para que me llamó? ¿para que lo viera?¡¡¡¡¡ --dice la chica que se da la vuelta.
Pablo está muy excitado, le gusta que la chica lo mire desnudo y que se escandalice.
--no tengas falso pudor a mi no me importa que me veas en bolas esto es algo natural.
La chica sigue sin girarse.
--¡¡pues a mi sí me importa¡¡¡tápase o me voy¡
Él le habla con descaro:
--si no haces lo que yo digo tendré que salir de aquí.
La chica se asusta, sigue sin girarse.
--¡no, no... no salga ¿que quiere?
--¿cómo te llamas?
La chica está muy nerviosa:
--mejor me voy.
--traeme unas patatas y algo para beber. Champán estará bien.
La chica se va corriendo y Pablo sonríe con cara de degenerado.
Darío está apunto de leer el diario de Germán .
--es su diario personal ¡no lo puedo hacer¡
Lo iba a dejar.
--¿y si habla de mi?
Darío lo abre decidido:
--si habla de mi, tengo derecho a leerlo... si pone mi nombre pues yo lo leo tranquilamente.
La chica le trae a Pablo lo que éste le ha pedido.
--¿aún no se ha tapado? --le dice medio tapándose los ojos ya que no quiere mirar.
--ya ves que no, yo sé que te gusta mirarme.
Muy nerviosa la chica le dice:
--bueno se lo deje aquí encima --le dice mostrando una silla.
Con cara de degenerado y mostrando su zona central dice:
--¿porque no me lo pones tú aquí encima?
--yo no soy su esclava. Estoy aquí para servirlo.
--¿y no quieres que te sirva yo? Estoy muy solo, casi virgen... ¿no te gustaria conocerme?
Él se tira al agua y se acerca al borde para salir. La chica se va corriendo y él ríe.
--que bien me lo voy a pasar en esta casa --dice divertido.
El chico sale todo mojado y desnudo para tomar lo que le ha traído la chica . Emilio , que lo estaba observando , se muere de deseo al verlo así. Pablo se enciende un cigarro y se tumba de nuevo en la colchoneta, se pone un plato de patatas encima. Así disfruta de la vida.
--esto es vida -dice feliz.
Ve a Emilio espiándolo.
--tarado --susurra con desprecio.
Ante él se muestra simpático. Le saluda y lo llama muy amistoso. Emilio se le acerca nervioso.
--¿que hacías?
--no, nada... daba una vuelta --dice Emilio nervioso.
--pues haberte acercado a mi ¿quieres una patata?
Emilio enloquece de deseo al ver donde están pero dice que no. Teme que si se le acerca se le note demasiado lo mucho que le gusta.
--¿que te parece si esta noche nos vamos los dos juntos a un buen boliche? Como me dijiste que no tienes muchos amigos. Si quieres vamos a donde vayas tú normalmente... no me gustan los chicos pero soy gayfriendly.
Emilio tose, está temblando. El otro se ríe por dentro:
--ni loco me meto en uno de esos locales que debes frecuentar--piensa.
--yo... yo es que hace mucho que no salgo.
--bueno, yo te llevaré a un local muy bueno... seguro encontramos un pibito que se quiera divertir contigo --Pablo.
Eso le pone muy nervioso a Emilio pero le apetece mucho pasar un rato con su nuevo amigo.
Darío empieza a leer lo que ha escrito Germán. En primera página está escrito su nombre con un corazón y la frase: Estoy enamorado. Hoy he conocido al hombre de mi vida.
Darío siente que el corazón se le va a salir por la garganta. Es demasiada la emoción.
--¡seguro que tiene cientos de diarios. Uno por amante ¡no, yo no quiero comprobar que me trató como ganado, cómo si no valiera nada¡¡
En realidad también tiene miedo de descubrir que fue demasiado importante y que el que ha fallado ha sido él. Decide dejar el diario en su sitio y sale de la habitación. Se topa con la empleada:
--¿y usted quería algo?
Darío la mira nervioso y dice:
--bueno, no... es que me confundí... Creí que era el baño.
--en esta planta solo hay baños en las habitaciones, ¿porque no fue al suyo?
--si, tiene razón, qué tontería. Bueno ahora voy.
Darío entra en su cuarto, se tumba en su cama. Está muy sofocado. Arde. Está muy impactado por lo que ha visto en ese diario. Casi no puede respirar. Su corazón va a mil.
--¡¡me voy a volver loco, me vas a volver loco¡¡ --dice él para sí.
A la hora de la cena, Emilio y Pablo están ya preparados para irse. Bajan las escaleras muy contentos. Darío está abajo esperando. En ese momento llega Germán . Los dos chicos se van y los amantes se quedan frente a frente. Se miran con deseo. Germán se acerca corriendo a las escaleras pero Darío va tras él y lo agarra del brazo. Ambos tiemblan de deseo.
--no me puedes huir siempre. --le dice con dulzura-- vivimos juntos.
--no me lo recuerdes.--dice Germán herido.
Los dos se miran con ganas de besarse y abrazarse. Los interrumpe la empleada.
--¿ustedes van a cenar?¡
Antes de que Germán pueda decir algo, Darío dice:
--si, el señor y yo cenaremos en el comedor, gracias.
--No, yo como en mi habitación. Que el señor coma con su esposo. No los quiero interrumpir.
Darío sonríe seductor.
--Mi esposo no está.
Darío guiña el ojo a Germán y muy dulce dice:
--no me dejes solo.
A los dos les gustaría vivir una romántica velada pero es Germán el que dice:
--¡no, gracias. Prefiero no cenar a cenar contigo¡¡
Germán sube las escaleras y Darío va con él .
--¡esperame¡¡
Él lo agarra y Germán se molesta.
--¡déjame¡¡
--¿¿qué es lo que te pasa conmigo?¡¡¡yo trato de ser amable pero tú no me lo pones fácil¡¡
--¿y encima me lo preguntas? ¡¡descarado¡
--No creo que te haya hecho tanto daño como para que me trates así.
Germán le da donde más le puede doler y le dice:
--¡¡mantenido¡¡¡no soporto a los hombres que viven de mantenido¡¡
--¡¡yo tengo mi trabajo No voy a vivir a costillas de tu padre¡¡
--¡¡ja, ja¡¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario