martes, 2 de junio de 2020

Capítulo 2



Darío  llega a un pequeño pisito. Está muy sofocado. Se alegra que no haya nadie. Se desnuda y se ducha para tratar calmarse. Se ha dejado llevar por sus instintos, lo ha disfrutado y ahora se siente culpable. Aunque trata de sacarse de la cabeza a ese hombre que lo ha vuelto loco no puede. Intenta auto-convencerse que no ha sido tan importante:
--Bueno una vez, solo una vez. Llevas cinco años casado y siempre le has sido fiel...Y sin contar el tiempo del noviazgo. Ya no me acuerdo de la última vez que estuve con un hombre que no fuera él... estás cosas son normales... No le tengo que dar más importancia de la que tiene.
A pesar que la ducha lo ha calmado un poco, al salir, se mira al espejo y ve en sus ojos la sombra de la culpa. Está seguro que todos descubrirán su infidelidad. Se alegra de que su hombre no haya llegado pues está seguro que no lo podrá mirar a los ojos.
--cambia esa cara que no volverá a pasar, ya le has dado a ese puto lo que quería y no lo volverás a ver. --se dice mirándose al espejo.
Aunque el principal problema es que hace mucho que él no se sentía así con el corazón tan contento y no está seguro de no querer verlo de nuevo. Está absorto en sus pensamientos y no se da cuenta que alguien acaba de llegar. Él se sobresalta al ver que alguien quiere entrar en el baño. Una voz de hombre pregunta:
--¿eres tú Pablo?
Darío  tiembla al escuchar la voz de su esposo. Se pone muy nervioso.
--¿y ahora qué hago? ¡me va a descubrir¡
Javier  parece desilusionado porque el que esté en el baño sea su marido.
--bueno abrí, que me estoy haciendo pis.
--es que estoy desnudo --dice él nervioso.
--¡¡pero que tontería¡¡¡abrí de una vez¡
Darío  abre con miedo. Si Javier  se molestara en mirarlo a la cara se daría cuenta de que está lleno de remordimientos pero no lo hace. Darío  entra en el cuarto. Se tumba sobre la cama. Quiere tener la mente en blanco o pensar en otra cosa.
--Germán , Germán ... que has hecho de mi vida ¿qué?
A pesar que se siente como un adolescente, que hace mucho que no se sentía así , siente  que esas son cosas que un hombre casado ya no debo sentir por otro hombre. Está desnudo sobre la cama cuando entra Javier . Dario se pone nervioso cuando lo ve. Javier lo ignora.
--¿ya llegó mi mamá? 
--No --Darío.
Javier  no dice nada y va hacia la cocina. Darío  se queda algo más tranquilo. 
--debes tranquilizarte. Javier  no sospecha nada pero si sigues así va a ser entonces cuando sí va a sospechar.


En un discreto motel de las afueras, una pareja madura acaba de hacer el amor. Son Renata y Alfredo.
--cuando le vas a decir a tus hijos --dice ella .
--No sé... hace poco que murió la madre.No creo que les haga gracia que haga mi vida con otra mujer tan pronto.
--¿y entonces?
--Tenme paciencia ¿y tú? Yo tampoco conozco a tu familia.
--yo te presento a mi hijo cuando quieras...
Alfredo está loco de pasión por esa mujer pero aún no quiere compromisos.
--recién nos conocemos, démonos tiempos. Además tu sabes que las cosas no me van bien, no te podría mantener.
--pero yo ahora estoy trabajando.
--No quiero que mi mujer sea criada de nadie.
--Yo no quiero que tú me saques de trabajar, tampoco te pido que me lleves a vivir contigo.  Tan solo te pido ser algo en tu vida.
--ya lo eres.
--¿el que? Porque tu novia no.
--no tengas prisa, ¿si?
Algo decepcionada, la mujer hace que lo entiende y no le importa. Se levanta y se empieza a vestir.
--¿te enfadaste? --él .
Ella  tiene miedo de ser un pasatiempo para el hombre pero no quiero que él lo note.
--no es eso, es que así vernos a escondidas, parece que fuera algo malo. Por ejemplo, Los dos vamos al mismo sitio y en cambio no podemos ir juntos.
--entiende,  es lo mejor.
Renata se acaba de vestir triste y se va. Alfredo queda feliz tumbado en la cama. Disfruta mucho con la mujer pero no quiere comprometerse hasta estar seguro de las cosas.

Renata llega a su casa . Un triste piso en la parte vieja de un barrio. Mira el barrio de al lado lleno de casas grandes con bonitos jardines. 
--Ahí estás tú...  Es tan injusta la vida. Aunque no seas rico, aunque no tengas mucho dinero tienes una casa muy bonita. A mi no me importa tu dinero pero si me amaras te importaría que no viviera con tantas comodidades como tú.
Aunque sabe que tendría más lujos viviendo en la casa del hombre lo que a la mujer le duele es sentir que no es importante para él, que le avergüenza que él  sea una mujer de limpieza.
La mujer llega a su casa, piso alquiler donde vive con su familia. Su hijo Javier  sale a su encuentro.
--ya llegaste mamá.
Los dos se saludan con cariño.

Por su lado, Alfredo llega a su casa. No es que sea muy lujosa pero es muy grande y bonita. Dos hombres jóvenes salen a su encuentro.
--papá--le dicen los dos.
Una de ellos es Germán . El otro es su hermano Emilio .
--¿y que ya has ido a internet? --Alfredo a Germán .
--claro que sí papá.
--No sé que manía de ir a ese sitio, si puedes trabajar aquí o te compras una impresora. En lugar de pagar el alquiler de ese local te podías comprar un ordenador nuevo. Un buen equipo. Wifi.
--ya sé papá, pero estoy más a gusto en mi estudio y no necesito mejor equipo. Ni wifi. Tengo la biblioteca al lado. Puedo ir para lo que necesite. El dinero no nos sobra.
--¡a mi sí me gustaría tener un ordenador nuevo con el que conectarme a internet,  el mío casi no funciona¡ --Emilio .
--¡pues trabaja, si siguieras los pasos de tu hermano... él se puede permitir todo lo que quiera porque tiene su propio sueldo. Si tú trabajaras...
--a mi lo que me gusta es escribir papá, ya verás como algún día seré un buen novelista.
--bueno, pues no te quejes. Ya hago bastante con mantenerte de vago a tu edad. Cada vez me cuesta más mantener esta casa. Tal vez deberíamos venderla y así viviríamos más tranquilo.
--No papá. Está casa se la regalaron los abuelos a mamá, no se vende. No estaríamos bien en ningún otro sitio. Vamos tirando, no necesitamos más. En todo caso podríamos prescindir de la chica que hace la faena y punto.
A Emilio  no le hace ninguna gracia y su hermano se da cuenta.
--era sólo una forma de hablar.
--si es así --dice Emilio.

Por la noche, a solas en su pequeño cuarto, Darío  quiere hacer el amor con su   esposo para borrar el recuerdo  de Javier .
--hace mucho que no estamos juntos --dice Darío  mimoso.
--es que llego cansado del trabajo y no estoy para estas cosas.
Darío  no insiste tanto como de costumbre y se queda dormido en seguida y sin esa sensación de frustración que lo ha acompañado en los últimos meses. Javier  se sorprende pero no le hace caso. Lo mira dormir con cara de fastidio. Alguien abre la puerta del dormitorio,  es Pablo (en calzoncillos)que lo mira seductor. Javier se sobresalta pero se levanta y sale al pasillo. Se  abrazan y los dos se besan con pasión.


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